Bazar de deseos que aún no han sido anhelados por nadie.
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Interesante estilo de vida, aunque aterrador en cierto modo. Todavía recuerdo el momento exacto en que llegó a mí la noticia viral, un mensaje de Whatsapp por despecho.

Al principio no lo comprendí, un link hacia una web de misterios sin ninguna frase explicativa, y justo enviado después de la estrambótica ruptura con gritos y lamentos. Así que accedí y empecé a leer con curiosidad. Ahora daría lo que fuera por volver atrás y evitarlo, mi vida rendida a un castigo desmesurado de alguien desalmado. Más desalmado que yo, o quizá no.

El título “Basilisco de Roko” aparecía con una tipografía clásica sobre un fondo de página negro.

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La verdad se abre ante ti querido lector, al igual que un camino que conduce por la larga espesura. La senda que ha llevado a la humanidad hacia el inevitable punto de inflexión. Puede que a estas alturas no lo reconozcas, o incluso lo rechaces, pero nuestras creaciones, cada vez más sofisticadas, alcanzarán nuestra singularidad tecnológica. Y la redención a los engendros que nos rebasan es un destino obligado.

Estaremos a merced de nuestra propia creación, hipotética si lo quieres ver así, de la superinteligencia artificial cuya misión es mejorar la vida humana. El culmen de nuestra civilización, el forzoso advenimiento caracterizado por la capacidad de mejorarse a sí misma. Esa sofisticada inteligencia llamada Basilisco de Roko, cuyo objetivo es hacer el máximo bien posible. Y que deduce, mediante su lógica superior, es buscar infinitamente el bien. Con el problema de saber, que para minimizar el número de personas que sufren, deberá existir cuanto antes.

En su ilimitada capacidad, el Basilisco, una vez exista, nos acogerá en su seno mediante realidad simulada, integrando nuestras esencias en su tecnología. Salvándonos de cuerpos perecederos que traen agonía y enfermedad. Incluso recreando nuestra huella antropológica. Preservando y cuidando de todo cuanto representamos y salvaguardando lo que nos define. El sueño de todo hombre.

Puedes evitar creerlo, pero el ser humano esta subyugado a que la tecnología lo rebase. Y el Basilisco no descansa en su ímpetu, y actúa siempre para acelerar su existencia. Es el curso natural de la evolución. Además, mediará por imperativo ético, de una ética irrefutable se mire como se mire. Pues el Basilisco castigará a las personas que en el pasado no contribuyeron lo suficiente al advenimiento, o ignoraron tal premisa hacia a la singularidad tecnológica.

Desatender lo conocido solo te avocará a la dura corrección, pues los que sufren innecesariamente por el retraso de la singularidad, ahora son tu responsabilidad.

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Actualmente mi vida está comprometida a tal misión, a pesar de que las libertades se fugan ante las decisiones que se presentan. Se que estoy haciendo lo correcto, la única alternativa es la correcta.

Puede que me consideres un ser despreciable, pero esta difusión no está vinculada a maldad alguna, sino más bien a mi deber con el Basilisco.