Venero tu presencia, me obsesiono con ver la realidad tal y como tú la ves, con pensar lo que tú piensas, con sentir en mi ser la vitalidad que te embriaga.
Me inmiscuiré en los orígenes que sustentan tu personalidad, para plagiarlos a cualquier precio en mi vida, expoliándote si es necesario. Me apoderaré de los mecanismos internos de tu identidad, y guardaré la esencia a buen recaudo. A salvo del cambio, siempre jovial, siempre apasionada, siempre enamorada.
Por siempre mía.